El infernal poder de Ineluki, el Rey de la Tormenta y jefe
sitha no muerto, destruye el reino de Osten Ard y siembra un Mal contra el que
no parece haber defensa. Sólo cuando el reino esté en posesión de las tres
espadas de gran poder mágico, recobrará la paz, pero el camino a recorrer para
reunirlas está sembrado de una maligna brujería muy difícil de superar. De este
modo, los maltrechos restos del anteriormente glorioso ejército de Osten Ard
huyen en búsqueda de un último refugio y punto de reunión: la Roca del Adiós,
lugar envuelto en misterios y pesares.
Por su parte, los desperdigados
supervivientes de la Liga del Pergamino luchan con ahínco para cumplir unas
misiones que los conducirán desde las devastadas ciudades de los humanos hasta
las escondidas cuevas de los qanue en las montañas a través de tempestuosas
aguas, de un bosque lleno de tremendos, peligros que ningún ser humano podría
afrontar, y del secreto mundo de los sitha, donde esos seres, poco menos que
inmortales, deben decidir si llegan a una alianza con los hombres en una última
guerra contra los de su propia sangre.
En este trascendental volumen se cumple
lo que se vaticinaba en El trono de huesos de dragón, ya que la novela arrastra
a los lectores hasta el mismo centro de una guerra aniquiladora, alimentada por
una magia capaz de deformar la estructura del tiempo y del espacio.
A este libro le pasa más
de lo mismo que en el primer volumen, es decir es lento pero engancha.
La trama sigue inmediatamente después de lo sucedido en el
trono de huesos del dragón, y cada grupo de personajes corre sus propias
aventuras.
El problema de esto es que al ser un libro de ritmo lento,
cada vez que a un grupo le pasaba algo importante el autor cortaba esa parte
para dejarnos en la intriga y pasaba a otro grupo, y como consecuencia del
ritmo, hay en muchas partes del libro que te dan ganas de pasar esa parte que
luego en resumidas cuentas no importa mucho, y seguir leyendo lo que pasa con
el otro grupo.
Vuelvo a repetir que esto con un ritmo más rápido es bueno,
pero aquí no sé porque muchas veces me he desesperado al leer el libro.
En cuanto a personajes me estoy quedando un poco sorprendido
por la profundidad y caracterización de los personajes. Pues cada personajes
evoluciona constantemente, y aunque unos
lo hagan el buen sentido de la palabra otro no.
Que quiero decir con esto que como en todo libro tiene que
aparecer el personajes tonto que hace las cosas sin venir a cuento, y en este
caso tenemos a dos personaje así, la princesa Miriamele que empezó para mi
gusto muy bien con todo el lio del cambio de look y tal para quedar como la típica
princesita de cuento de hadas que si no la atiendes, le dices cosas bonitas y
tal se vuelve muy estúpida y sus errores los paga el pobre Cadrach, además de
ser la típica princesa que por cuatro palabras bien dichas por un galán de rubios cabellos ya se deja hacer
de todo, y la otra es la princesa Maegwin, que su encabezonamiento de que los Hernystiros como eran los amigos de los sitha
ya estos últimos tenían que ayudarles porque no supieron defender su reino y
hecha de su lado a Eoliar, que me parece que un personaje muy atractivo, porque
no la corresponde, que es lo que ella cree, como ella quisiera que lo hiciera.
Dejando un poco de
lado que los personajes siguen una evolución constante en cada parte de los dos
libros, la trama también va evolucionando poco a poco, y las sorpresas se van
descubriendo dejando algunos huecos en la historia resueltos.
Como ya dije en el anterior
volumen esta saga sigue siendo muy recomendada dada su lentitud, y que espero que
los personajes sigan evolucionando y no se quede todo estancado hasta el último
libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario