lunes, 2 de noviembre de 2020

Misery.

¿Puedes?

Ha estado bien este libro de King, sobretodo esa angustia e impotencia del protagonista que nos transmite, esa simpleza haciéndole beber agua del cubo de fregar o esa pequeña "incisión" por decirlo de algún modo, muy simples pero cargadas de mucha fuerza.

Lo mejor es sin duda el capítulo final (son sólo 4), pese a lo corto es muy intenso por los fantasmas que aparecen y desaparecen.

También me ha encantado que cuando está escribiendo la tipografía cambie e incluso tenga el detalle de que las "n" aparezcan echas a mano (ya que, novelísticamente hablando, la tecla estaba mal), detalles nímios que siempre se agradecen.

-¡No es cierto! -le interrumpió con una mirada imperativa-. ¿Qué se cree que hago yo cuando voy a la tienda de piensos en la ciudad? ¿Qué se imagina que digo? <<¡Eh!, Tony, dame una bolsa de ese jodido pienso para cerdos y una puñetera bolsa de maíz forrajero y un poco de esa mierda para los hongos de los oídos.>>

-Usted debe pensar que nací ayer -argumentó la mujer con los labios fruncidos enseñando los dientes-. En mi trabajo, vi morir a docenas, a centenares de personas, ahora que lo pienso. Unas veces se van gritando; otras , lo hacen dormidas; simplemente se van, como usted dice, seguro, pero los personajes de los libros NO se van simplemente. Dios nos lleva cuando le parece que ya es hora y un escritor es como Dios con los personajes de un relato, los crea como Dios a nosotros, y nadie puede pedirle cuentas a Dios. De acuerdo, está bien; pero en lo que a Misery respecta, voy a decirle una cosa, asqueroso pajarraco, voy a decirle que da la casualidad de que Dios tiene las piernas rotas y está en MI casa comiéndose mi comida..., y...