Decir que la conocí
sería una exageración. Pienso que, excepto el brujo y la hechicera, nadie la
conoció de verdad jamás. Cuando la vi por vez primera no me causó especial
impresión, incluso pese a las extraordinarias circunstancias que lo
acompañaron. Sé de algunos que han afirmado que al instante, a primera vista,
percibieron el hálito de la muerte que seguía a esta muchacha. A mí sin embargo
me pareció completamente normal, y ya por entonces sabía yo que no era normal,
por eso me esforcé en mirar, descubrir, percibir lo extraordinario en ella.
Pero nada vi y nada percibí. Nada que pudiera haber sido señal, presentimiento
ni profecía de los trágicos acontecimientos posteriores. Aquéllos de los que
fue causa. Y aquéllos que ella misma provocó.
Bueno pues vamos con el cuarto libro de la saga de Geralt de
Rivia.
Este libro no está centrado para nada en Geralt, sino más
bien aparece en unos cuantos capítulos y poco más. La protagonista que le quita
el papel a Geralt es Ciri, pues el libro estaba en un 75% centrado en ella y en
sus acompañantes, es decir Yennefer y Geralt. Por lo que la portada de este
libro está muy acertada.
La trama sigue justo donde se quedó la de la sangre de los
elfos, es decir con Ciri y Yennefer por un lado y Geralt por otro. En esta
trama vemos cómo va progresando Ciri con la magia junto a Yennefer. También se
mezcla con esto las intrigas políticas entre los cuatro reinos del norte, los
nilfgardianos y los hechiceros, vamos que me recordó mucho a juego de tronos en
ese aspecto.
El ritmo del libro como pasaba con los anteriores es
trepidante y engancha aunque no esté Geralt de por medio, porque los giros de tuerca que da el autor,
sobre todo cuando se descubre quien es realmente Ciri, me dejaron patidifuso,
pues creo que es una de los descubrimientos que pueden marcar los demás libros,
y se sabe ya por que el emperador Emyr quiere realmente a Ciri.
La trama a diferencia de las anteriores en las que pasaba de
todo y a toda velocidad en este libro se ha sosegado mucho y el ritmo en cuanto
a hechos puntuales decae, pero es compensada como el alto ritmo narrativo.
En cuanto a narración no comentar nada, sigue la misma línea
que los anteriores, y lo que más me atrae de eso es como he dicho en anteriores
veces, el lenguaje pueblerino del siglo XVI – XVII que me encanta.
Otro de los aspectos que he visto soberbio es como el autor
trata a los magos, pues son seres poderosos, arrogantes, vanidosos, narcisistas
y demás adjetivos que se os puedan ocurrir. Y claro al ser todo esto, el autor
sabe muy bien enfrentarse a la edad de estos y en alguna que otra ocasión nos
deja con la miel en los labios, al leer que uno mago va a decir su edad pero de
repente cambia de parecer y nos deleita con una frivolidad.
Un punto que creo que es importante en esta saga es la relación
de Geralt y Yennefer, pues como todos sabemos desde el primer libro se ve que están
enamorados ambos pero son reticentes, como si esa relación fuera destructiva
para ambos, cosa que lo es, pero lo que se ve en este libro, es porque realmente
esa relación es algo rara, pues se ve que Geralt actúa como un perrito faldero
cuando esta Yennefer, y eso hace al brujo un ser más terrenal y humano de
muchos que se hacen llamar humanos.
Para finalizar, solo decir que el final del libro nos deja
con un sabor muy agradable y que nos insta a continuar con el siguiente
volumen, pues de los cuatro libros es el final que más insta al lector a
continuar. Además de que lo podemos ir arrimando más a
un tono más oscuro que los anteriores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario