No queda sino batirnos.
Podría decir que ha sido una novela de reencuentros, como con la expresión "no queda sino batirnos" o con Malatesta, un nombre que tenía en mente y no lo terminaba de situar de donde lo había sacado muy guay en ambos casos.
Me gusta que Reverte meta personajes históricos para hacer más verídico el relato, o que Íñigo haga las veces de cronista de Alatriste no me acordaba de eso. También es un gusto que incluya esos extractos de poemas en sus narraciones, no se si serán todos verídicos o si son pareados suyos pero están bien, sobretodo por no ser infinitos ni interrumpir la narración como sí hacía Tolkien en su señor de los anillos.
En cuanto a la historia, es un placer "pasear" por el Madrid de los Austrias mientras lees la novela, todas esas calles y plazas por la que he pasado cientos de veces hacen mucho más sencillo introducirse en la historia.
Esta edición está llena de ilustraciones como la de la portada, que siempre vienen bien para amenizar la lectura.
No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente.
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