Continúa la gran saga de "Las
guerras demoníacas", ambientado en el mundo hechizado de Corona, asediado
por las tenebrosas fuerzas del mal antiguo y devastador. Son tiempos de dolor,
pero también son tiempos de esperanza. Una vez derrotados el demonio Dáctilo y
sus repugnantes secuaces, los ciudadanos del Honce el Oso, duramente castigados
por la guerra, sólo desean enterrar a sus muertos y comenzar a reconstruir sus
vidas. Pero el frágil equilibrio entre estado e iglesia se tambalea, y el
espectro de la guerra civil amenaza las desoladas tierras. Pero hay otro
espectro aún más espantoso, pues el demonio, aunque derrotado, no ha sido
destruido. Y su espíritu vengativo ha encontrado un impío refugio en el
mismísimo corazón de la iglesia abellicana.
Elbryan Wynden, el guardabosque adiestrado por los elfos, se dirige al norte para arrebatar las salvajes Tierras Boscosas a las hordas de trasgos que se baten en retirada, mientras que su compañera Pony, experta en gemas mágicas, se encamina al sur, a las civilizadas pero no menos peligrosas calles de Palmaris.
Bueno sé que me lo he tomado con calma, pero otros asuntos requieren
de mi atención y por eso he tardado tanto.
La verdad que poco se puede contar de este libro, pues sigue
el mismo camino que el cuarto libro de la saga, lo que pasa que aquí vemos a un
Pony un poco más tonta de lo normal.
Pero bueno es lo que tiene que en todo libro de estas características
lo lógico y razonable es que siempre haya este personaje, lo que no me esperaba
que fuera uno de los principales.
Por el resto salvo que el nuevo obispo de Palmaris la lía
bien allí, siguen con la persecución de los protagonistas y Markwart cada vez
se vuelve más fuerte, síntoma de que estamos llegando ya a la conclusión, además que en la iglesia
desertan algunos curas más que quieren ir a donde murió Avelyn.
De todas formas si, en este libro se suceden las cosas como
nos tiene acostumbrados Salvatore, un poco de politiqueo por aquí, lucha por allá,
etc., que junto con los dos primeros volúmenes parece que se consigue remontar
con la saga y eso da gusto.
Me falta por decir que para darle mayor intríngulis al
asunto, los protas se dividen en varios frentes, cosa que en algunos libros
viene bien pero en este creo que es pequeño fallo sobre todo para darle mayor
protagonismo a Pony, que para mi gusto no era necesario pues ya lo tiene como
esta, pues después de Avelyn es la mejor usando las piedras y además está el
asunto de su estado.
Pero bueno como siempre digo, mientras que no se haga muy
estridente lo que haga me parece bien.
Así que nada ahora daremos un descanso y espero que El temor
de un hombre sabio colme mis expectativas para retomar el último libro de esta
saga y terminarla, por lo menos la que hay traducida al español.
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