Zemal, la Espada de
Fuego, es el máximo símbolo de poder y la mayor aspiración de todo guerrero.
Sólo los Tahedoranes, los grandes maestros de la espada, pueden competir por
ella en una carrera sin cuartel por descubrir su escondite. Tras la muerte de
Hairón, el último Zemalnit, siete aspirantes se disputan la espada; pero hay en
juego algo más que la ambición de poder, pues extrañas fuerzas están dispuestas
a romper la concordia entre los hombres y los dioses, exiliados desde hace
largo tiempo de Tramóea. Aquéllas se han unido para despertar a Tubilok, el
dios rebelde que duerme fundido en una roca en los abismos del Prates y cuyos
sueños se convierten en las pesadillas de los hombres.
Derguín y Kratos May, los guerreros, y Linar y Mikhon Tiq, los magos, deben enfrentarse al caos y la destrucción a fin de superar las múltiples traiciones y trampas de Togul Barok, príncipe de Áinar, así como para ganar la Espada de Fuego y salvaguardar el frágil equilibrio e Tramórea.
Derguín y Kratos May, los guerreros, y Linar y Mikhon Tiq, los magos, deben enfrentarse al caos y la destrucción a fin de superar las múltiples traiciones y trampas de Togul Barok, príncipe de Áinar, así como para ganar la Espada de Fuego y salvaguardar el frágil equilibrio e Tramórea.
Bueno pues hoy toca la reseña de la espada de fuego cuyo
autor es español.
La ambientación de la novela nos lleva a Tramorea una tierra
post apocalíptica, pues en muchos puntos
de la novela lo menciona pues la raza humana llego a la cumbre pero con la
llegada de los yugaroi cayó en desgracia.
También está ambientado en ciertos elementos y ritos
japoneses por lo menos es la impresión que me dio cuando por ejemplo Derguín y
Kratos luchan, pues se arrodillan y pegan la frente al suelo en señal de
saludo. También en la forma en como describen una espada con esa característica
onda formada por la forja de estos, y que queréis que os diga eso me gustó
mucho, aunque también se ven muchas referencias a los mitos griegos sobre todo
con el tema de los dioses que son seres que juegan con la humanidad como si
fueran juguetes.
La trama se centra en una espada forjada por un yugaroi o
dios que la forja y se la da a los humanos para que lucharan contra el dios
oscuro, por lo tanto la espada solo puede ser poseída por un humano y cuando
muere ese humano se celebra una especie de torneo en los que varios tahedoran
lucharan por ellos.
Estos tahedoran son maestro de la espada y según el número
de marcas de sus brazaletes son considerados maestros mayores o menores. A
estos se les unen los magos que en contra de todo lo que se ve en este tipo de
fantasia los magos no nacen con el poder sino que lo heredan de otros magos que
están a punto de morir, pues como bien se explica si mueren si pasar su syfron
(poder de mago) este explota.
En cuanto a la narrativa es dinámica, engancha y hace que te
sumerjas y quieras saber que pasa a continuación, además de que el vocabulario
usado es sencillo de comprender lo que hace que toda la novela se lea
rápidamente y te enteres de todo.
Los personajes son muy bien llevados, están bien
caracterizados y tienen una evolución aún pendiente, pues aunque en este libro
Derguín madura, creo que aún le falta un poco, además de que Mikhon Tiq.
Una cosa que me ha llamado la atención que en esta novela no
se mezclan razas distintas, es decir la predominnate es la raza humana, y vemos
que elfos, enanos, orcos etc, no hay, pero si hay hadas, hombres lobos, dríadas,
y ese tipo de seres más sobrenaturales más cercanos a la mitología.
También he visto que Javier Negrete usa más el erotismo en su
novela que cualquier otro autor de fantasía épica, además de un toque juvenil.
En resumen es una novela que me ha gustado muchísimo y como
con otros libros tras acabarla me he preguntado porque no lo lei antes, y estoy
ansioso de leerme la segunda entrega de esta tetralogía para ver como continua
la historia.