A fumigar se ha dicho.
Me ha encantado, que gran verdad aquella de que la realidad supera a la ficción. Destaco sobretodo esos finales inquietantes al final de los capítulos como ese de los 30 segundos en la azotea o ese en el que muestran imágenes reales de la época.
La ambientación sin duda es genial, y según me cuentan por el pinganillo (yo no lo podría saber) están muy cuidados los detalles de la Rusia de los 80 (vamos que aparecen el equivalente a los vasos de nocilla que tenemos aquí y demás detalles inapreciables).
Al principio me pareció una pena que no empezaran con la explosión, pero ha sido toda una sorpresa verlo al final y encima casi que encaja mejor.
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