El trono de huesos de
dragón tenía el aspecto de un extraño altar, rodeado de brillantes y volátiles
motas de polvo y franqueado por las estatuas de los seis Reyes Supremos de
Hayholt. Los huesos de dragón con los que se había construido eran tan grandes
y estaban tan pulidos que relucían pálidamente como piedras bruñidas. El
respaldo del trono estaba formado por siete amarillentas costillas, y,
suspendido del respaldo del gran trono, colgaba el cráneo y las mandíbulas del
dragón Shurakai. Las cuencas de los ojos eran oscuras ventanas rotas y los
curvilíneos dientes eran tan grandes como la mano de un hombre. El cráneo del
dragón tenía el color de los pergaminos viejos y se apreciaban múltiples
hendeduras, pero en él había algo vivo..., algo terrible y maravillosamente
vivo. Este primer volumen de la trilogía Añoranzas y Pesares recuerda
irremediablemente a Tolkien, pues muchas situaciones guardan cierto paralelismo
con El Señor de los Anillos. La historia comienza cuando una gran guerra,
alimentada por los oscuros poderes de la brujería, está a punto de estallar en
la pacífica tierra de Osten Ard, después de la muerte del Rey Supremo que había
aniquilado al terrorífico dragón Shurakai. Sólo un pequeño grupo, la Liga del
Pergamino, puede intentar salvar el reino mediante la búsqueda de tres espadas
de poder, perdidas hacía mucho tiempo, y que lo enfrentará a enemigos salidos
de las peores pesadillas de los creadores de leyendas.
Bueno ya estamos aquí de nuevo con un nuevo título leído.
Esta vez se trata del primer volumen de añoranzas y pesares, el trono de huesos
de dragón.
Lo primero que quiero destacar de esta novela es que tras
habérmela leído y sentir en mis carnes lo que ello conlleva estoy muy en
desacuerdo con muchos que dicen que es una novela insufrible.
Pues he de decir que a mí me ha gustado mucho, si es verdad
que su ritmo y narración son lentas, pero es que según mi punto de vista la
presentación de todo lo que se hace en el libro requiere este ritmo sino a mi
entender se perderían muchas cosas por el camino que haría que no supiéramos la
misa a la mitad.
El autor nos presenta un mundo que por no decir que es
idéntico a la Inglaterra de la edad media con los vikingos, pictos, escoceses,
irlandeses, galeses e ingleses digamos que se basa en estos y en la religión
cristiana, la mitología nórdica y la
mitología anglosajona, como se ven apuntados en los nombres de los dioses y las
creencias de la gente, pero eso si con la suficientes diferencias para que se
ve que son distintos pero al mismo tiempo lo mismo.
En cuanto a los personajes, me he llevado una grata impresión
por dos motivos no parecen actuar como se supone que lo harían cuando los
introduce el autor, un ejemplo son Elías, Joshua y Miriamele, y tienen una
buena progresión.
Esto último está muy encaminado al protagonista, que a
diferencia de otros libros, ni es un maestro espadachín ni un mago con poderes
espectaculares ni sabio, sino es un simple chico que está en un lugar en un
momento inapropiado. Aun así, la evolución del protagonista es muy notoria,
pero a la vez lenta, dejando al lector ver cómo va creciendo poco a poco, y
dejando una ventana abierta que esa progresión continúe, al igual que el resto
de personajes.
Bueno por ultimo decir que como he dicho al principio a mí
me dio palo leerme la novela cuando pille el primer volumen por las críticas
que vi, pero una vez leída y como dice Koky es mejor catar y probar que mirar y
no hacerlo, así que solo decir que el tamaño y lentitud de la narración no debe
ser el impedimento que haga que esta novela no se lea.
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