Clay Cooper y su banda fueron los mejores entre los mejores, el grupo de mercenarios más temido y con mayor reputación de este lado de la Tierra Salvaje.
Sus días de gloria quedaron atrás cuando los mercenarios se separaron. Envejecieron, engordaron, se convirtieron en unos borrachos o una mezcla de cualquiera de esas tres cosas. Pero todo cambia el día en que uno de sus ex-compañeros aparece en la puerta de la casa de Clay para suplicar ayuda.
Su hija está atrapada en una ciudad sitiada por un enemigo que los supera abrumadoramente en número y está sediento de sangre. Rescatarla es una misión que solo aceptarían los más valientes o los más imbéciles.
Ha llegado la hora de reunir a la banda.
Nuevo libro, nueva trilogía, aunque solo han sacado dos libros.
Este volumen nos lleva a un mundo en el que las bandas de mercenarios
son como las bandas de rock (planteamiento que me encanta) y es aquí donde la
trama toma nota, y para ello empieza a adentrar al lector al mundo con Clay
Cooper que era un antiguo miembro de Saga ahora guardia de Vegabrupta. La trama
se desarrolló linealmente y de forma que se presenta cada cosa después de la
anterior, personajes, objetivo, aventura (escollos, frustraciones, etc.) hasta
el objetivo, lucha final. En resumen, es la típica trama del género.
Aunque la trama tenga este planteamiento que parece bastante común y
sencillo, guarda bastantes sorpresas, pues una vez te pones a leer el ritmo es
vertiginoso y todo se desarrolla de forma bastante interesante según se va
avanzado en la lectura. Además, hay que destacar ese toque humorístico que
acompaña en todo momento, pero que a veces puede provocar una un regusto agrio en
algunas de las escenas del libro. También hay que añadir que los capítulos no
son demasiado largos, y en alguna que otra ocasión estos capítulos son aventuras
autoconclusivas dentro de un hilo común.
En cuanto a personajes para mí el principal es Clay Cooper que, aunque
no es el líder oficial de la banda, es el que la une como bien le reconoce Gabriel,
en una de esas escenas que ambos hablan. Es más, Clay es la persona que mejor
comprende a cada uno de sus compañeros. Aunque
según se avanza en el libro, se ve que cada uno de la banda tiene su papel
protagonista y sobre ellos, a su manera, recaerán los focos.
Hay que destacar que, aunque los personajes de saga son carismáticos,
están rodeados de un villano, el carismático druin Brozaparda y de monstruos y enemigos
que no son para nada planos ni vacíos, si no que tienen un trasfondo y una
historia que justifica su comportamiento debido a la despiadada cacería a la
que han tenido que hacer frente durante siglos y que provoca cierta compresión
en el lector.
Un apunte interesante que ofrece el libro, es la introducción de unos
personajes protagonistas con sus años mozos muy lejos, es decir que los
protagonistas no tienen una edad joven, sino que ya todos han dejado sus
mejores años atrás y son viejas glorias del mundo de los mercenarios que
regresan a la acción después del retiro y con una gran variedad de problemas a
espaldas, es más hay ocasiones en la que piensas que alguno se descoyunta
haciendo algún movimiento peligroso.
Otro aporte interesante que proporciona este libro, es la comparativa entre bandas de aventureros y bandas de rock. Hacen giras, tienen fans, un estilo propio, representantes, etc., pero como con las bandas de rock, las bandas de mercenarios cambian y mientras que las bandas antiguas iban de giras interminables por la Tierra Salvaje, las nuevas bandas prefieren llenar estadios en grandes ciudades, arenas de combate llenas de peligrosos monstruos.
En resumen, si te van las aventuras y la fantasía con grandes dosis de humor, Reyes de la tierra salvaje te va a gustar y puede que mucho. Si la fantasía no te va tanto… es posible que se te haga un poco pesado.
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