lunes, 4 de marzo de 2019

Allan Quatermain.

¿Desde Alcobendas con amor?
Regresamos con el héroe de las minas del rey Salomón, al que le tenía muchas ganas.

La novela, también conocida como "Las aventuras de Allan Quatermain", a grandes rasgos sigue la misma estructura que la anterior, mismos protagonistas y descubrimiento de una tierra desconocida (en este caso un pueblo de blancos viviendo en mitad del África negra, ¿una antigua colonia griega? ¿romana? Nunca llegaremos a saberlo ya que el camino seguido por Quatermain y el resto pinta irrepetible) aderezado con el estilo de Haggard.

Si ya en la novela anterior nos deleitábamos con Quatermain, aquí no sólo sobresale con sus intervenciones, especialmente al final (sobervia), sino que disfrutamos con las apariciones de Umslopogaas. La única pega que le pongo a la novela son algunas descripciones que sin ser tan detalladas como pudieran ser las de Tolkien si que notaba algo pesadas en algunos puntos, eso sí, hay que reconocer que el episodio de la "flor" de fuego me gustó mucho como lo relata.

Esta edición venía con las ilustraciones de C. H. M. Kerr que acompañan muy bien al texto.
Una de las famosas ilustraciones que decía.
Dicho lo cual, sigue dejándome perplejo que pese a lo famosas que son las minas, hay un desconocimiento tal del resto de obras del autor que me ha costado encontrar esta novela, hasta el punto de que ni en mi biblioteca lo tenían (bendita sea la de Alcobendas). A ver si con suerte eso cambia y el resto de novelas me son más fáciles de conseguir.

Y como es costumbre, un par de extractos del libro para abrir boca:

Y llegó el día en que el problema, que al principio no había sido más que una nube del tamaño  de una mano humana, comenzó a agrandarse y agitarse sobre nuestro horizonte. Estoy hablando de los sentimientos de Sorais hacia sir Henry. Yo veía cómo la tormenta se  acercaba más y más, y lo mismo mi pobre amigo. Aquel cariño procedente de una mujer tan adorable y de rango tan alto no era cosa que pudiera considerarse una calamidad para ningún hombre, pero, en la posición de Curtis, era una dolorosa carga.

¡Ay, Macumazahn! El mío es el comercio de la sangre, que, sin embargo, es más honrado que otros muchos. Mejor es matar a un hombre en digna lucha que sorberle la sangre del corazón comprando y vendiendo y ejerciendo la usura bajo relucientes trajes blancos. He matado a muchos hombres y, a pesar de todo, no temería volver a enfrentarme a ninguno. Había entre ellos muchos amigos, con los que ahora me alegraría aspirar tabaco. Pero tú tienes tus costumbres y yo las mías; cada cual con su gente y en su pueblo. El buey de la sabana moriría en una tierra de arbustos, y eso me ocurrirá a mí, Macumazahn. Soy tosco, lo sé, y cuando mi sangre se calienta pierdo la noción de mis actos, pero, no obstante, te lamentarás cuando la noche eterna me lleve y me encuentre perdido en la negrura, pues, en el fondo de tu corazón, me quieres, padre mío, Macumazahn el Zorro, aunque no sea más que un abatido perro de guerra, un jefe para el que no hay sitio en su propio kraal, un marginado y un vagabundo por lugares extraños; te quiero, Macumazahn, pues hemos crecido juntos y existe algo entre nosotros que es invisible y que, sin embargo, es imposible romper.

PD: Si que ha llovido desde la primera parte, esperemos que para la siguiente no me demore tanto.

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