Soy
Drizzt Do’Urden, antaño perteneciente a Mithril Hall, amado por una esposa y
amigo de un rey y otros compañeros no menos maravillosos. Todo eso forma parte
de la corriente de mi memoria, que fluye ahora hacia orillas más lejanas, ya
que ha llegado el momento de retomar el rumbo… y de recuperar mi corazón.
Soy
Dahlia Sin’Felle y llevo siete diamantes en la oreja izquierda, uno por cada
uno de los amantes a los que he asesinado, además de dos pequeños pendientes en
la derecha por los amantes que aún debo matar. Sirvo a Thay… de momento.
Soy
Gauntlgrym, la legendaria patria de los enanos Delzoun, la leyenda más sagrada
de su historia, la fuente de la forja eternamente encendida, el lugar que Bruenor
Battlehammer ha buscado durante más de medio siglo… y sigo esperándolo.
Nueva trilogía del elfo oscuro.
El desarrollo de la trama es
interesante y no has sido muy lento, es más me atrevería a decir que llega al
ritmo de trilogías anteriores como la de El valle de Vientohelado. Además,
podemos decir que la trama se divide en tres historias que van en paralelo
hasta que dos de ellas se juntan además de los saltos temporales que se forman,
pues de la última trilogía a esta transcurren como 50 años y luego hay otro
salto de otros 10 años.
No voy a hablar mucho del ritmo y la narrativa porque ya es conocido por todos el ritmo vertiginoso de Salvatore
y las descripciones de peleas al detalladas.
En cuanto a personajes, pues vemos a personajes
conocidos como son Drizzt, Bruenor, Athrogate y Jarlaxle y se añaden nuevos como
Dhalia, Herzgo Alegni, y el asesino Barrabus el Gris.
Drizzt ha cambiado desde los hechos de
transiciones, su personalidad se ha vuelto más oscura y que al contrario de otros que beben para olvidar, Drizzt lucha para olvidar, cosa que Jarlaxle se da cuenta y en mas de una ocasión se lo hecha en cara. Bruenor
solo tiene una cosa en mente encontrar Gauntlgrym y poco más que decir, pues es
el arquetipo de enano que no para hasta que no consigue lo que busca o lo matan
en el intento, que básicamente es todo lo contrario a Athrogate, el cual solo
quiere beneficio aunque también se ve en el la semilla enana de reverencia a sus antepasados y su lealtad a la raza enana. Al igual que Bruenor tenemos a Jarlaxle del cual nos explican
un poco más de lo que sabíamos de anteriores entregas, y ese poquito que explican tiene mucho que ver con el aprecio que le tiene a Drizzt. Y por último tenemos a Dahlia una elfa atormentada
por el pasado cuando toda su aldea fue atacada por Herzgo Alegni y del cual ha
jurado venganza y que esto la llevo a aliarse con un archimago lich pero
conforme avanza el libro se va dando cuenta de que no todo lo que hace es
correcto y eso le hace cruzar la línea y unirse a Drizzt y compañía.
Una cosa que he visto que a mí me es indiferente
pero a que a otros puede afectarle y más entendiendo que es un libro que corresponde a una trilogía donde el
prota es Drizzt, es que tanto este como Bruenor no sean siempre el punto de
atención como sucedía en anteriores trilogías con los compañeros de el Valle de Vientohelado que siempre estaban en el punto de mira del lector. Es más, yo creo que esto es un punto a favor pues la introducción de nuevos personajes y lugares requiere de mas espacio que los ya conocidos, pero ya digo para gustos colores.
Como final quiero destacar que una vez leído
este libro te deja con ganas de seguir leyendo más y ver que puede hacer Drizzt
junto a Dahlia y como van avanzando en sus cambios.
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