miércoles, 27 de enero de 2016

El trono del diamante. Elenium I






Tras diez años de exilio, Sparhawk regresa a Elenia para reanudar sus obligaciones como caballero pandion y paladín de la reina. Sin embargo, su joven reina, Elhana, sufre una fatal enfermedad, supuestamente la misma que llevó a la tumba al rey Aldreas, su padre. Permanece con vida gracias al poderoso hechizo invocado por Sephrenia, la mujer de edad indefinida que inicia a los pandion en los secretos de la magia. Elhana está sentada en su trono, petrificada dentro de un bloque de cristal y abocada a la muerte, a menos que alguien encuentre un remedio antes de que transcurra un año.

Comenzamos con nueva trilogía. Como se puede ver es la tercera trilogía de David Eddings, el cual nos deleitó con las crónicas de Belgarath y  las crónicas de Mallorea.

En esta ocasión la trama que nos presenta es una trama que inicia de forma sencilla donde se nos presenta a un paladín que regresa de un exilio para servir a su reina, y a partir de ahí es cuando se empieza a complicar un poco la cosa, pues cuando llega se encuentra a su reina en estado vegetativo y viva gracias a un hechizo que la mantiene petrificada en un enorme bloque de cristal y un motón de intrigas palaciegas para obtener el poder por parte de Annias el dirigente religioso de Cimmura, y en medio o un poco en la distancia el regreso del mal que empieza a asomar por el horizonte.

El ritmo es normal, ni muy lento ni muy rápido. El lenguaje que se nos presenta es un lenguaje rico y lleno de matices humorísticos e ingeniosos además de que la traducción a nuestra legua madre hace virguerías que dejan un agradable sabor de boca.

En cuanto a la ambientación he de decir que se me asemeja mucho a una Europa medieval que iba a las cruzadas contra los musulmanes donde los reyes, caballeros y la religión copaban todo el panorama. Esta ambientación se produce gracias a las descripciones sencillas.

En cuanto a los personajes he de decir que son carismáticos y cada uno aporta una cosa diferente. Sparhawk aporta el cinismo, la valentía y el honor, Kurik el humor sencillo y la sensatez, Sephrenia la sabiduría y el misterio, Flauta el saber estar, los comentarios y acciones divertidas sin decir una sola palabra, Bevier la servidumbre de la causa por encima de todo y Kalten la picaresca. La mezcla de estos más otros personajes que también aportan su granito hacen que la variedad en el grupo sea heterogénea y provoque esos diálogos mordientes y especiales que surgen cuando mezclas muchas características diferentes en un grupo de personas.

Otro punto a destacar es el poco remilgo que presenta el autor ante escenas de acción en la que no le importa si hay desmembramientos o sesos esparcidos, o de mostrar a las prostitutas como son.

En conclusión de momento este libro se ha ganado que aunque en un principio reticente, me alegre de haberlo comprado y leído, y solo espero que los dos siguientes estén a la altura de lo que se espera.

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