jueves, 12 de diciembre de 2013

Jack London.

Visto el título alguno podría pensar que hablo del destripador pero no es el caso.
El título es el nombre de un autor, y que me plantea el hecho de hacer entradas centradas en los autores en vez de en los títulos de los libros pero...no lo veo muy interesante, ya que se tendería a idealizar o demonizar al tío en toda su obra y no todos los libros merecerían eso.

Dicho lo cual, sólo a mi se me ocurre leer sus libros ahora. El que conozca al autor sabrá porqué lo digo, para el que no, sus obras están ambientadas en esa "cálida" zona llamada Canadá, y como estamos en verano....lo mejor del caso es que rápidamente me metía en la piel de los personajes jajaja.

Las obras que me he leído son "Colmillo blanco" y "La llamada de lo salvaje", las dos están centradas en la vida de un par de perros, colmillo balnco en el primero y Buck en el segundo.

Colmillo blanco
Se centra en la vida de famoso perro, en la que vemos como evoluciona de un ser salvaje a uno doméstico. Me gustó bastante, además que según recuerdo la película pareciera que allí se saltan las dos primeras partes (quizás me equivoque quien sabe) que es muy disfrutable, ya que cuentan no sólo su origen sino que se sitúa incluso antes de ser "pensado". Mi parte favorita sin duda es el capítulo inicial del libro es genial y me descolocó sobre lo que esperaba.

La llamada de lo salvaje
Se podría decir que es la antítesis del anterior ya que aquí el perro involuciona de ser un perro domesticado del sur a poco a poco ser un salvaje del norte. Es grande el libro, le coges asco hasta a una mujer y todo que poco comprensiva la moza lástima no... En fin decía que es grande hasta que en un punto en el que hay una apuesta tras esta decae (es hacia el final por suerte), no obstante en esta edición incluyen el cuento Finis del autor, que es de lo mejorcito, muy en la línea del primer capítulo de Colmillo Blanco.

Un pequeño extracto, en este caso de Finis, como debe ser jaja:
Pero no tenía miedo. Ya no se sentía con fuerzas para luchar. Cuando intentó abrir los ojos se dio cuenta de que las lágrimas se le habían helado y le resultaba imposible hacerlo. No se molestó en quitarse el hielo. Qué más daba. No se había imaginado que la muerte fuera tan sencilla. Hasta le irritaba haber luchado y sufrido durante tantas semanas de agotamiento. Le había acobardado y engañado el temor a morir. Pero la muerte no era dolorosa. Cada tormento que había sufrido había sido un tormento de la vida. La vida había difamado a la muerte. La vida sí que era cruel. 


De los que tengo sólo me queda "La quimera del oro" pero no le tengo ganas, prefiero probar con otro autor ahora mismo.

Años más tarde me encontré con ganas e hice justicia a "La quimera del oro" y escribí mis impresiones.

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