Harold el Sombra, el legendario ladrón de Siala, y sus compañeros han llegado al fin a Hrad Spein. Harold tendrá que aventurarse en solitario en las tenebrosas catacumbas de los Palacios del Hueso para hacer frente a horrores desconocidos y recuperar así el Cuerno del Arco Iris, el único artefacto mágico capaz de devolver la paz a Siala.
Pero para llevar a cabo su misión, Harold y sus amigos aún deberán enfrentarse a los agentes del Sin Nombre y su poderosa magia oscura, y conseguir volver a Avendoom antes de que la oscuridad caiga sobre el reino de Valiostr.
Tercer y último libro
de la trilogía de las Crónicas de Siala.
La trama es
continuación directa de los anteriores por lo que se sigue en los bosques de
Zagraba, aunque a diferencia de las otras aquí sí se puede decir que está
divida en dos partes, la primera el recorrido de a Hrad Spein y la segunda la
guerra contra los orcos y el Sin nombre. Aunque también cabe destacar los giros
argumentales que se le da a la trama sobre todo cuando Harold intenta huir de
Zagraba.
El ritmo de la nove es
rápido, aunque se hace un poco pesado la parte de Hrad Spein que creo que se
debería haber acortado un poco, pero bueno aun así esa parte es muy entretenida
por todo lo que le va pasando al pobre de Harold.
En cuanto a
personajes vemos varios hechos que me han dejado un tanto sorprendido como es
el tema la verdadera naturaleza del bufón Kli-kli, o los defensores del
equilibro, los grises, o la verdadera relación del archimago de la orden con el
problema planteado, o incluso la muerte de más personajes.
En cuanto a
Harold, pues he decir que en este tercer libro sacan todo el potencial, pues en
los anteriores era un personaje prescindible pues habilidades no ayudaban en
nada a la expedición, pero en este si, además de que se completa la evolución
del personaje y se va viendo como al final poco a poco asume su papel de
Bailarín de las Sombras.
Un punto a
destacar es la multitud de misterios y revelaciones que atañen a los personajes
y como estos poco a poco se van resolviendo aunque en los anteriores libros no
se supiera como era posible y este tercero el autor los va encajando como
piezas en un puzle.
Otro aspecto que
quiero destacar es que el final es un tanto agrio, pero como he dicho en
anteriores ocasiones a mí me gustan este tipo de finales, pues realmente el
prota no es un héroe, no se ofrece voluntario para la tarea, es obligado de
salir de su elemento por lo que este final es el ideal para él, aunque también
quiero decir que no sabes si es un final abierto o no, pues por un lado da esa
sensación de inacabado por algunas de las tramas que han quedado inconclusas
(grises, el juego de los Amos, el renacer de Harold como Bailarín).
En conclusión, a esta
trilogía le vi sus posibilidades pues como se ha mencionado el prota no era un
héroe caballeroso, justo y valeroso, simplemente era un maestro ladrón con un
sentido del humor encomiable y tenía que estar entre las lecturas que llevo
realizando desde hace sabe cuánto, y he de decir que a diferencia de otras esta
no me ha defraudado y si he de recomendarla lo haría sin ningún atisbo de duda,
pues ha sido un acierto leer estos libros.