lunes, 25 de septiembre de 2017

Las tablas del destino. Avatar I



Los dioses, expulsados de los cielos, vagan ahora por el mundo y recorren los Reinos, desde Tantras hasta las lejanas Aguas Profundas, en un intento de recuperar su potestad. El malévolo Bane, la ambiciosa Mystra, y Helm, el guardián de los cielos, saben que la clave está en las Tablas del Destino. En posición de un amuleto misterioso, cuatro héroes, quienes tratan desesperadamente de escapar a los oscuros elementos de sus respectivos pasados, se ven arrastrados a esa titánica lucha por el poder y son buscados por las deidades caídas y sus secuaces. Pero el tiempo se acaba para los héroes y para los Reinos, y la naturaleza, atrapada en medio del enfrentamiento, se revela: de la tierra surgen unas criaturas extrañas y espantosas y la magia se vuelve imprevisible. Si los héroes quieren salir airosos, tienen que encontrar al sabio Elminster, el único mortal capaz de conocer el secreto de las Tablas.

Comenzamos con nueva pentalogía. Esta vez se trata de la pentalogía de Avatar compuesta por cinco libros en los que se narran la época en la que los dioses son expulsados de las esferas (Era de los trastornos) donde habitan para que convivan como los humanos, elfos, enanos y demás razas que pueblan Faerum y así ver la realidad en la que viven sus devotos fieles.

Como es el libro inicial de la pentalogía y suele pasar con este tipo de libros, suelen ser algo pesados pues la presentación de personajes y el inicio de los viajes es bastante caótico y se pasa por alto muchas cosas.

La trama se centra en los dioses y como han sido expulsados de las esferas porque han robado las tablas del destino a Ao y como estos tienen que vivir como mortales y recuperar dichas tablas para volver a sus reinos en las esferas. Aquí es cuando comienzan las intrigas y como se van perfilando los héroes de la historia, que en este caso son cuatro humanos. Pero todo esto va lento y en algunos casos atropellado.

El ritmo del libro es lento al principio pero cuando ya se va perfilando el camino que los héroes deben seguir, este aumenta y te empieza a enganchar. La narración es fluida y lo bueno esta en que no deja mucho margen para la predicción pues hasta que no lees lo que pasa no puedes sacar conclusiones.

En cuanto a los personajes tenemos a Kelemvor un mercenario que lleva a sus espaldas una maldición tan viaje como su árbol genealógico que le da al personaje un carácter que en un principio puede parecer egoísta pero que es realmente triste pues no puede hacer nada sin una recompensa por medio ya que si no la tiene o se desprende de su misión la maldición ataca con toda su fuerza.

Adon, un sacerdote de Sune diosa de la belleza y cuyo único objetivo es verse hermoso, pues en esa religión creen que solo a aquellos hermosos la diosa le da su favor. El problema esta cuando la belleza de este desaparece a causa de un incidente que le provoca una cicatriz en plena cara y es cuando el clérigo tiene que buscarse de nuevo a si mismo.

Cyric, el que más me gusta de todos, es un ladrón reconvertido a aventurero, pero que por más que intenta dejar su antigua vida a tras, está le aparece siempre a la vuelta de la esquina. Su carácter taciturno y sombrío le da al grupo el punto lúgubre que debe tener todo grupo de aventureros.

Por ultimo esta Medianoche, una maga que posee un medallón que posee un poder enorme, lo único que le achaco es su afán por intentar contentar a todos y llevar todo el peso de todo ella misma sin intentar apoyarse en los demás por más que estos se lo piden.

Caitlin, una pequeña que es la que reúne al grupo para salvar a Mystra que a mitad del libro se revela que su función será otra. Además aparecen los dioses Bane, Myrkul que son los malos del libro y harán todo lo que está en su mano para regresar a las esferas y reinar sobre estas además de Elminster que aunque yo lo recordaba de otra forma me agrada saber de él y ver su carácter juguetón.

Una cosa negativa de los personajes es que no ha sido hasta bien entrada la tercera parte del libro cuando se empieza a sentir algo de simpatía por ellos, pues aunque se profundiza bastante en ellos no convencen mucho.

Lo mejor del libro, creo que es el final, este es abierto para dar puerta a la continuación por lo que se puede ir desgranando más la era de los trastornos.

lunes, 18 de septiembre de 2017

50 sombras de Grey.

¿Una corbata?
Tenía ganas de leer algo de amoríos y como en su día cogió bastante fama decidí darle una oportunidad.

El libro empieza bien, se hace ameno hasta que los protas se conocen, ahí empieza un poco la debacle con un montón de descripciones que me sobran (que si ahora está arriba, que si abajo) y no aportan nada salvo perder mi tiempo, pero la peor parte no es esa, lo peor fue cuando me leí un capítulo (alrededor del 12 creo que era) que básicamente era un contrato, y no, no es una forma de hablar, es lo que era, creo que a día de hoy no he leído un capítulo más insulso e innecesario en un libro. El final fue algo inesperado realmente eso sí.

PD: ¿Alguien puede recomendarme un buen libro de amoríos?

lunes, 4 de septiembre de 2017

Legión.

La imagen promocional, muy muy guapa.
Seriaza, nada que ver con las otras series de superhéroes que pululan por ahí, aquí no veremos rayitos de colores ni los necesitamos. Legión es un pequeño quebradero de cabeza que en cada capítulo te deja descolocado y te va desgranando poco a poco lo que está sucediendo.

La fotografía, la música, la puesta en escena son sublimes, aquel primer encentro entre Oliver y David, o esos momentos de tensión cada vez que aparecía el gordaco son delicia pura.

Como decía los capítulos son geniales pero si hay uno que destaque sobre el resto es el 7, lo que cuenta, como lo cuenta, es un cúmulo de cosas que lo dejan para enmarcar. Por contra, el peor sería el último (el 8), que no es malo pero viniendo de donde venimos...es un capítulo en esencia para cerrar y dejar un par de cabos sueltos (hay escena después de los créditos por cierto) y que no nos produce ningún quebradero.  Mención aparte merece el 1x05 que me recordó al 4x10 de Buffy.

No podía irme sin mentar a Aubrey Plaza, que se sale.