viernes, 11 de mayo de 2018

Gauntlgrym. Transiciones I

Soy Drizzt Do’Urden, antaño perteneciente a Mithril Hall, amado por una esposa y amigo de un rey y otros compañeros no menos maravillosos. Todo eso forma parte de la corriente de mi memoria, que fluye ahora hacia orillas más lejanas, ya que ha llegado el momento de retomar el rumbo… y de recuperar mi corazón. 

Soy Dahlia Sin’Felle y llevo siete diamantes en la oreja izquierda, uno por cada uno de los amantes a los que he asesinado, además de dos pequeños pendientes en la derecha por los amantes que aún debo matar. Sirvo a Thay… de momento. 

Soy Gauntlgrym, la legendaria patria de los enanos Delzoun, la leyenda más sagrada de su historia, la fuente de la forja eternamente encendida, el lugar que Bruenor Battlehammer ha buscado durante más de medio siglo… y sigo esperándolo.

Nueva trilogía del elfo oscuro.

El desarrollo de la trama es interesante y no has sido muy lento, es más me atrevería a decir que llega al ritmo de trilogías anteriores como la de El valle de Vientohelado. Además, podemos decir que la trama se divide en tres historias que van en paralelo hasta que dos de ellas se juntan además de los saltos temporales que se forman, pues de la última trilogía a esta transcurren como 50 años y luego hay otro salto de otros 10 años.
No voy a hablar mucho del ritmo y la narrativa porque ya es conocido por todos el ritmo vertiginoso de Salvatore y las descripciones de peleas al detalladas.

En cuanto a personajes, pues vemos a personajes conocidos como son Drizzt, Bruenor, Athrogate y Jarlaxle y se añaden nuevos como Dhalia, Herzgo Alegni, y el asesino Barrabus el Gris.
Drizzt ha cambiado desde los hechos de transiciones, su personalidad se ha vuelto más oscura y que al contrario de otros que beben para olvidar, Drizzt lucha para olvidar, cosa que Jarlaxle se da cuenta y en mas de una ocasión se lo hecha en cara. Bruenor solo tiene una cosa en mente encontrar Gauntlgrym y poco más que decir, pues es el arquetipo de enano que no para hasta que no consigue lo que busca o lo matan en el intento, que básicamente es todo lo contrario a Athrogate, el cual solo quiere beneficio aunque también se ve en el la semilla enana de reverencia a sus antepasados y su lealtad a la raza enana. Al igual que Bruenor tenemos a Jarlaxle del cual nos explican un poco más de lo que sabíamos de anteriores entregas, y ese poquito que explican tiene mucho que ver con el aprecio que le tiene a Drizzt. Y por último tenemos a Dahlia una elfa atormentada por el pasado cuando toda su aldea fue atacada por Herzgo Alegni y del cual ha jurado venganza y que esto la llevo a aliarse con un archimago lich pero conforme avanza el libro se va dando cuenta de que no todo lo que hace es correcto y eso le hace cruzar la línea y unirse a Drizzt y compañía.

Una cosa que he visto que a mí me es indiferente pero a que a otros puede afectarle y más entendiendo que es un libro que corresponde a una trilogía donde el prota es Drizzt, es que tanto este como Bruenor no sean siempre el punto de atención como sucedía en anteriores trilogías con los compañeros de el Valle de Vientohelado que siempre estaban en el punto de mira del lector. Es más, yo creo que esto es un punto a favor pues  la introducción de nuevos personajes y lugares requiere de mas espacio que los ya conocidos, pero ya digo para gustos colores.

Como final quiero destacar que una vez leído este libro te deja con ganas de seguir leyendo más y ver que puede hacer Drizzt junto a Dahlia y como van avanzando en sus cambios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario