sábado, 2 de agosto de 2014

El hijo de Elbryan. Guerras Demoníacas VI








El abad maléfico, Markwart, prosigue con sus planes para conseguir la supremacía absoluta en el mundo de la Corona. Pero para poder cumplir con sus designios, debe eliminar antes al Pájaro de la Noche y a sus compañeros. Para ello, decide delegar en el obispo De’Unnero, a quien concede poderes mágicos gracias al uso de las gemas

Este libro continua inmediatamente después de El apóstol del demonio. Es decir con dos frentes abiertos, por un lado Elbryan y los monjes proscritos que viajan al norte y por otro Pony y sus cagadas contra la iglesia.

En este libro también se abre un tercer frente que es el de los elfos, que a mi sincera percepción es que el veo más acertado, pues como bien se muestra son meros espectadores y solo harán algo cuando ataquen su forma de vida.

La lectura es mucho más entretenida que la del apóstol del demonio además de más amena y hace que te enganche más, vamos que me ha recordado al Salvatore del elfo oscuro.
En cuanto a los personajes bueno salvo por Pony que siento decirlo en este libro se vuelve más tonta y eso hace que lo pierda todo, el resto se mantiene en su línea y la línea que han llevado durante los seis libros.

El final del libro es un poco tristes, y al personaje que menos se lo merece parece ser que le dejan en un lugar propicio, pero no voy a desvelar nada. De todas formas uno se puede consolar en que Salvatore ha jugado una baza que no me esperaba dejando abierto la saga para cuatro libros más, que espero que traduzcan sino me da que si mi ingles mejora puede la tenga que leer en este idioma.

Par finalizar, solo decir que esta saga es mejor que la de la sombra carmesí, pero aun así es otra saga de estas que no dejan nada especial, solo mero entretenimiento para pasar las horas, y aunque algunos personajes podrían haber dado más de sí, y haber sido más profundos, los ha dejado aun en una línea intermedia. Yo la recomiendo, aunque algunos libros estén más espesos que otros, pero sino queréis leerla tampoco me voy a poner a insistir, pues como bien se dice hay mucho que leer.

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